El arte bizantino tiene un desarroll cronológico largo ya que se desarrolla desde la división del antiguo Imperio romano en dos partes por el emperador Teodosio en el año 395: Imperio romano de Occidente e Imperio romano de Oriente. Éste último será el que centre nuestra atención en este momento.
La representación de mujer más importante del periodo será la Virgen María creándose unas tipologías que se mantendrán durante el arte posterior. Podemos destacar a la Virgen dialogando con su Hijo (Eleusa), señalando al Niño como camino de salvación (Hodigitria), la Virgen como trono de su Hijo (Theotokos), acariciando al Niño (Glycofilusa), amamantando al Hijo (Galactotrafusa).
Dentro de las representaciones civiles podemos destacar los mosaicos de la iglesia de San Vital de Rávena, en los cuales aparecen los emperadores Justiniano con su séquito y Teodora con su corte. La expresividad de los rostros (bondadoso el de Teodora y autoritario el de Justiniano) muestra el gran nivel que los autores bizantinos lograron en la confección de los mosaicos. A pesar de esto hay aspectos que recuerdan al arcaísmo griego como los ojos almendrados y los pliegues de las túnicas. Esto le confiere a la obra cierto hieratismo y rigidez.
En el mosaico de Teodora aparecen ésta y su séquito de damas y eunucos en el momento de la ofrenda. La pedrería que exhibe la emperatriz, los anillos y brazaletes de las acompañantes, las suntuosas cortinas y las bellas túnicas dan una idea de la magnificencia de la corte.
La representación de mujer más importante del periodo será la Virgen María creándose unas tipologías que se mantendrán durante el arte posterior. Podemos destacar a la Virgen dialogando con su Hijo (Eleusa), señalando al Niño como camino de salvación (Hodigitria), la Virgen como trono de su Hijo (Theotokos), acariciando al Niño (Glycofilusa), amamantando al Hijo (Galactotrafusa).
Dentro de las representaciones civiles podemos destacar los mosaicos de la iglesia de San Vital de Rávena, en los cuales aparecen los emperadores Justiniano con su séquito y Teodora con su corte. La expresividad de los rostros (bondadoso el de Teodora y autoritario el de Justiniano) muestra el gran nivel que los autores bizantinos lograron en la confección de los mosaicos. A pesar de esto hay aspectos que recuerdan al arcaísmo griego como los ojos almendrados y los pliegues de las túnicas. Esto le confiere a la obra cierto hieratismo y rigidez.
En el mosaico de Teodora aparecen ésta y su séquito de damas y eunucos en el momento de la ofrenda. La pedrería que exhibe la emperatriz, los anillos y brazaletes de las acompañantes, las suntuosas cortinas y las bellas túnicas dan una idea de la magnificencia de la corte.
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